lunes, 28 de junio de 2010

6 -

Y a la vez, cuánto deseaba que sus ojos pudieran hacerlo. Llevaba meses tratando de que derramaran un par, esos oscuros y tristes ojos miel, que se volvían color negro.
Siempre le había gustado imaginar su vida dentro y sobre un arcoiris. "No hay nada más lindo que vivir dentro de una gama de colores", pensaba. Y sonreía, como nunca creía que podría hacerlo, mientras imaginaba. Imaginar solamente le costaba nada. Imaginar no le costaba nada. Sin embargo, la imaginación terminaba, cuando todo de repente se volvía oscuro. El negro se apoderaba de su habitación, de sus palabras, de sus silencios, de su vida, de sus ojos. Era triste cuando sus ojos se volvían negros, y perdían ese toque color miel que tanta tranquilidad solían transmitir.
El negro no le disgustaba, al contrario, era uno de sus colores preferidos. Pero el negro opaca, enceguece, y a veces mata.
Es increíble como un color podía cambiar su vida, ¿no? Como en un abrir y cerrar de ojos, todo podía cambiar. Como de un momento para otro, todo cambió.
Es por eso que se llevaba tan bien con el tiempo.
El tiempo no tenía un color definido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario