jueves, 31 de diciembre de 2009

Tus manos tan suaves, abrazan mi cintura desnuda, que mantiene contacto con tu piel. Mis labios, cada vez, tienen más sed de los tuyos; y mi cuerpo, necesidad de vos. Mi corazón se aprendió tu nombre, lo repite, y te llama para que lo cuides;
se autoregaló.

domingo, 27 de diciembre de 2009

- Una cerveza no vendría para nada mal en un momento así, ¿no?
- No, mal no vendría...
- ¿Pero?
- Creo que esta vez no hay peros.
- ¿Y qué hay?
- Nada.
- Ahí está el problema entonces...
- ¿En qué?
- En que no hay nada.
- Tal vez, sí.
- ¿Qué duele más?
- ¿Eh?
- Te estoy preguntando qué duele más...
- ¿Qué duele más de qué?
- Saber que se terminó, saber que no alcanzaste a darle lo que necesitaba... ¿Qué?
- Creo que lo que más duele, es saber que diste todo, y que sin embargo, no alcanzó...
- Pero vos tenes que estar tranquila, de que hiciste lo que estaba a tu alcance, y seguramente, lo que no estaba también...
- Sí, pero duele.
- Duele MUCHÍSIMO, ya lo sé ... ¡Duele como la concha de la lora!
- Uff, tal cuál. (sus ojos derramaban lágrimas por doquier)
- Estás triste, loca.
- Sí, lo estoy... Me duele muchísimo, no sé que hacer, me caí.
- ¡No! Vos no te caíste, no te podes caer...
- Pero me caí, me dejé caer...
- ¡Ahí está! Te dejaste caer... pero no te caíste. Porque nosotras, nunca nos caemos. Porque si nos caemos, sabemos lo que pasa...
- Sí, lo sé. Pero quiero ser normal, quiero llorar como cualquiera, reír como cualquiera... Simplemente quiero ser normal...
- Lo sé... (sus ojos, se tornaron un tanto vidriosos)
- No es justo, de verdad que no es justo...
- Sé que no es justo. Pero acá llegué yo, te encontré, me encontraste. ¡Llegué loca, te encontré!
- Sí... (sonrió, con esa sonrisa frágil completamente quebrada, casi imposible de armar otra vez)
- Enseguida vengo, esperame, ¿eh?
- Andá tranquila, gracias...

sábado, 26 de diciembre de 2009

No te salves.

No te quedes inmóvil
al borde del camino.
No congeles el júbilo,
no quieras con desgana.
No te salves ahora
ni nunca,
no te salves,
no te llenes de calma.

No reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo.
No dejes caer los párpados
pesados como juicios.

No te quedes sin labios,
no te duermas sin sueño,
no te pienses sin sangre,
no te juzgues sin tiempo.

Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil al borde del camino
y te salvas,
entonces,
no te quedes conmigo.

Todo lo contrario.

Colecciono pronósticos
anuncios y matices
y signos
y sospechas
y señales.
Imagino proyectos de promesas,
quisiera no perderme
un solo indicio.
Ayer
sin ir más lejos
ese ayer que empezó siendo aciago
se convirtió en buen día
a las nueve y catorce
cuando vos
inocente
dijiste así al pasar
que no hallabas factible
la pareja
la pareja de amor naturalmente.
No vacilé un segundo,
me aferré a ese dictamen.
Porque vos y yo somos
la despareja.
Más de una vez me siento expulsado y con ganas
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo, sin embargo, tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia,
también a recibir mi cuota de rencores,
mi reflexiva comisión de amor.
En verdad a qué vengo
no lo sé con certeza,
pero vengo.

Pasatiempo

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta,
un charco era un océano,
la muerte lisa y llana
no existía.

Luego cuando muchachos,
los viejos eran gente de cuarenta,
un estanque un océano,
la muerte solamente
una palabra.

Ya cuando nos casamos,
los ancianos estaban en cincuenta,
un lago era un océano,
la muerte era la muerte
de los otros.
Ahora veteranos,
ya le dimos alcance a la verdad,
el océano es por fin el océano,
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
Inventaré quién sos.
De todos modos,
inventarte es mi forma de creerte.

Lovers go home !

Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada,
y me encontraste bien
y te encontré más linda.
Ahora que por fin
esta bastante claro
donde estás y donde
estoy.
Se por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola,
que del vecino
territorio del amor,
ese desesperado,
empezarán a mirarnos
con envidia,
y acabaran organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.

La vida, ese paréntesis

Cuando el no ser queda en suspenso
se abre la vida, ese paréntesis
con un vagido universal de hambre.

Somos hambrientos desde el vamos
y lo seremos hasta el vámonos.
Después de mucho descubrir
y brevemente amar y acostumbrarnos
a la fallida eternidad.

La vida se clausura en vida,
la vida, ese paréntesis
también se cierra, incurre,
en un vagido uiniversal.
El último.
Y entonces, sólo entonces,
el no ser sigue para siempre.

-

Mi pesadilla es siempre el optimismo: me duermo débil, sueño que soy fuerte, pero el futuro aguarda. Es un abismo.

No me digan cuando me despierte.

Enamorarse y no.

Cuando uno se enamora, las cuadrillas del tiempo hacen escala en el olvido, la desdicha se llena de milagros, el miedo se convierte en osadía y la muerte no sale de su cueva. Enamorarse es un presagio gratis, una ventana abierta al árbol nuevo, una proeza de los sentimientos, una bonanza casi insoportable y un ejercicio contra el infortunio. Por el contrario, desenamorarse es ver el cuerpo como es y no como la otra mirada lo inventaba, es regresar más pobre al viejo enigma y dar con la tristeza en el espejo.

Ayer fue yesterday
para buenos colonos.
Más por fortuna nuestro
mañana no es tomorrow.
Tengo un mañana que es mío
y un mañana que es de todos.
El mío acaba mañana
pero sobrevive el otro.
A veces, por supuesto, usted sonríe
y no importa lo linda o lo fea, lo vieja o lo joven,
lo mucho o lo poco que usted realmente sea.
Sonríe cual si fuese una revelación

y su sonrisa anula todas las anteriores
caducan al instante sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo.
Sonríe y usted nace,

asume el mundo,
mira sin mirar
indefensa, desnuda, transparente.
Y a lo mejor si la sonrisa viene de muy,

de muy adentro,
usted puede llorar sencillamente
sin desgarrarse, sin deseperarse,
sin convocar la muerte ni sentirse vacía.
Llorar, sólo llorar.
Entonces su sonrisa,

si todavia existe,
se vuelve un arco iris.
5 (después)
El futuro no es
una página en blanco
es una féde erratas.
8 (previsión)
De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro.
9 (plurales)
Hay
ayeres
y mañanas
pero no hay
hoyes.
Todos me piden que dé saltos,
que tonifique y que futbole,
que corra, que nade y que vuele.
Muy bien.

Todos me aconsejan reposo,
todos me destinan doctores,
mirándome de cierta manera.
Qué pasa?

Todos me aconsejan que viaje,
que entre y que salga, que no viaje,
que me muera y que no me muera.
No importa.

Todos ven las dificultades
de mis vísceras sorprendidas
por radioterribles retratos.
No estoy de acuerdo.

Todos pican mi poesía
con invencibles tenedores
buscando, sin duda, una mosca,
Tengo miedo.

Tengo miedo de todo el mundo,
del agua fría, de la muerte.
Soy como todos los mortales,
inaplazable.

Por eso en estos cortos días
no voy a tomarlos en cuenta,
voy a abrirme y voy a encerrarme
con mi más pérfido enemigo,
Pablo Neruda.

Hoy amanecí pensando en forma diferente
y me da miedo ser así, siento que mi corazón
se ha vuelto de hielo y ya no siento nada...
Tal vez es mejor así, ya que lo han dañado
y roto demasiado, era tan frágil y se enamoraba
y sentía de verdad, pero hoy decidí guardarlo
en una jaula de hierro y no de cristal muy dentro de mi
para que no vuelva a sufrir nunca más
y no se rompa completamente...

Anoche sentí frío, era frío de olvido,
olvido de amor y caricias,
caricias que se olvidan y besos,
besos que si se buscan saben amargos,
amargo el desamor y la rabia,
rabia de perder,
perder nuestras horas y días,
días de amor y entrega infinita,
infinito el dolor,
dolor que aplasta el alma,
alma de quien entrega su esencia,
esencia de amor perfecto,
perfecto tu adiós...

martes, 22 de diciembre de 2009

- ¿Qué se siente, tener el corazón roto?
- ¿El corazón roto?
- Sí.
- Se siente terrible. ¿Por qué preguntas?
- Porque más de una vez, escuché a la gente decir, que le habían roto el corazón. Y yo pensaba que el corazón, era invencible...
- Es que, hijo, el corazón es especial. A mi, a lo largo de los años, me dijeron que el corazón no dolía, que era el único órgano que no dolía. Y yo nunca creí en esas palabras...
- ¿Por qué no, papá?
- Y... porque a mí, el corazón, fue el órgano que más me dolió.
- ¿Y cuándo duele? ¿O por qué?
- El corazón duele, como bien dice la palabra, cuando hay dolor y tristeza...
- ¿Y por qué? ¿Por qué el corazón y no el pie, o la oreja?
- Porque el corazón es quién te da vida, supongo.
- Sí, pero si te da vida, es injusto que duela, no debería de doler, entonces...
- Lo sé hijo, lo sé...
- ¿Y a vos te lo van a sacar porque te duele, pa?
- ¿Eh? ¿Quién dijo que me lo iban a sacar?
- Vos. Yo te escuché hablando por teléfono, sin querer. Y dijiste que te lo tenían que sacar... ¿Es porque te duele mucho, papi?
- Es porque lo tengo roto, hijo. Cuando se fue mamá, mi corazón se entristeció mucho, y se enfermó.
- Pero... si el corazón es quién te da vida, como vos decís. Si te lo sacan, ¿no vas a poder vivir más?
- Siempre voy a vivir, mientras vos mantengas sano el tuyo.
- Pero al mío, le va a pasar lo mismo que al tuyo. La diferencia es que tu corazón se enfermó, porque mamá se fue al cielo. Y el mío se va a enfermar, porque el tuyo no va a estar, y vos tampoco...
- Quedate tranquilo, que para eso falta mucho, hijo...
- Bueno pa... vamos, que llegamos tarde a tu turno con el cardiólogo...
- Se ve que vos escuchas todo, ¿eh?
- Siempre escucho todo, pero muy pocas veces hablo.
- Estás creciendo, campeón.
- Gracias papá... ¡Dale que te toca a vos!
- Esperame que salgo enseguida...
(entra al consultorio)
- ¿Qué tal señor, en qué puedo ayudarle?
- Mire doctor, me mandaron a hacer un estudio del corazón. Si mal no recuerdo, me pidieron una resonancia...
- ¿No le habrán dicho un ecodoppler?
- Exactamente, eso.
- Bueno. Acompáñeme un segundo, por favor.
- De acuerdo.
- Recuéstese sobre la camilla, esto tomará unos minutos...
- Bueno.
- Ahí empezamos. Esto que voy a pasarle es para observar su corazón en el computador, y su funcionamiento; no duele ni mucho menos.
- Hay dolores peores, ¿o no, doctor?
- Eso dicen... parece que no vamos a poder hacerle el estudio, la máquina no está funcionando correctamente...
- ¿Por qué? ¿Qué es lo que anda mal?
- No logramos ver su corazón.
- Pero ese no es un error de la máquina.
- ¿Cómo dice, señor?
- Que no es un error de la máquina. Las máquinas muestran lo que ven, y si no muestran nada, es porque no se ve nada. El error estaría, si en la pantalla, pudiéramos ver un corazón.
- ¿Usted está queriéndome decir, que no tiene corazón?
- ¡Exactamente, doctor!
- Y si no lo tiene, ¿cómo es que vive?
- Porque a mi hijo aún no le rompieron el corazón, y todavía está sano. El corazón puede dar vida y ser el motor, pero el mío se fue con mi señora, hace un par de meses...
- Lo siento mucho, señor. Pero, es imposible que usted respire, razone y demás acciones, sin corazón.
- Doctor, ver para creer. No tengo corazón. Vivo y respiro y razono, porque para mi, mi motor y mi corazón, es mi hijo. Si el muere, yo muero. Si el vive, yo vivo. Y es por eso que aún puedo hablar...
- Es increíble... Disculpe, está sonando mi teléfono de emergencias...
- Atienda tranquilo, doctor.
(conversación del doctor)
- ¿Sí?
- Doctor, emergencia en sala de espera. Niño joven tuvo un paro cardiorespiratorio, y creo que no podemos salvarlo.
- Ahí voy para allá, inmediatamente.
- Ya es tarde, doctor.
(termina la conversación y vuelve con el paciente)
- Disculpe. Tenía que...
(observa, que su paciente había muerto, de un paro cardiorespiratorio)
- Era cierto. Si su hijo moría, el iba a morir... Su hijo, era su corazón externo, porque el interno, ya había muerto, al mismo tiempo que murió su señora. Y él murió, en el momento en que no podía sentir, el corazón de su hijito, latir.

El corazón puede funcionar enfermo, con poca sangre, incluso más muerto que vivo. Pero sin duda alguna, el corazón muere y deja de funcionar, cuando ya no tiene amor.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Dos ancianos están sentados ante una viejísima mesa, frente a ellos tazas de papel llenas de café de máquina. Están vestidos con overoles de trabajo, detrás de ellos, a lo lejos, alguien barre el suelo.

- ¿Estás bien, Taylor?
- No exactamente.
- ¿Qué pasa?
- No sé. Me siento tan aislado del mundo. Ya no me identifico con el mundo.
- ¿Conoces la canción de Mahler: "He perdido la pista del mundo"?
- No.
- Es una de las canciones más hermosas y tristes que se han escrito. Casi puedo oírla. (Se oye música a lo lejos, apenas perceptible)
- ¿La oyes?
- Ya se alejó.
- ¿Pero la oíste?
- Eso creo.
- Resonaba en todo el edificio.
- ¿Dónde estamos?
- En el arsenal, Taylor.
- " El arsenal, Taylor." Suena tan serio y laborioso. "El arsenal." Nikola Tesla percibía la tierra como un conductor de resonancia acústica.
- No tengo idea de lo que hablas.
- ¿Puedes explicármelo?
- No, no exactamente.
- Ya sé. Pretendamos que este café es champaña.
- ¿Por qué haríamos eso?
- Bueno, para celebrar la vida.
- Tú sabes, como lo hace la gente rica y elegante. La gente con clase.
- Prefiero el café. El café de un hombre sencillo y trabajador.
- Eres tan pueblerino, Bill.
- ¿Sabes cuál es tu problema?
- ¿Cuál?
- No tienes entusiasmo por la vida.
- ¿No?
- No. Además, este café es terrible.
- Tienes razón. En verdad es malo.
- Malísimo.
- Propongo un brindis.
- ¿Por qué brindaremos?
- Por París en los '20. Josephine Baker, el Moulin Rouge.
- ¿Qué es? Muy bien.
- Y también por Nueva York en los '70. A finales de los '70.
- ¿En verdad? De acuerdo.
- Salud.
- Delicioso, ¿no?
- Champaña: el néctar de los dioses.
- ¿Eso es todo lo que almorzarás, café y un cigarrillo? No es muy saludable.
- Ya almorzamos antes.
- ¿Lo hicimos?
- Estamos descansando, un descanso de café.
- Qué deprimente.
- ¿Cuánto dura nuestro descanso?
- 10 minutos, y ya casi se acaba.
- Di que no es verdad... ¿Y?
- ¿Qué?
- Te pedí que dijeras que no es verdad.
- ¿Decir que no es verdad qué?
- Olvídalo.
- De cualquier modo, debo tomar una siesta. Así que llámame cuando termine el descanso.
- Bueno, tienes dos minutos o menos para tu siesta.

No sé cuántas rosas te habrán regalado ya, pero tengo todavía la esperanza de saber, que de todas esas rosas que te dieron, ninguna fue de papel.

domingo, 20 de diciembre de 2009

"Todo el mundo sabe hablar en silencio,
sólo que no todos podemos escuchar a todos."

sábado, 19 de diciembre de 2009

El cenicero está lleno y el paquete vacío ...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Fotografía -

Hay una foto, en un portaretratos, sobre una mesa con un florero de rosas rojas y blancas. Estamos hablando de una mesa de fino algarrobo y detalles un tanto rústicos. Bastante bonita.
La foto contenía un paisaje verde, lleno de árboles, aves, un sol radiante y un cielo repleto de nubes que parecían dibujadas con un lápiz por un pintor, de lo extraordinarias y hermosas que eran. Un paisaje precioso.
Y en el centro de la foto, estaba lo que acaparó toda mi atención desde un primer instante. Dos manos entrelazadas, dos brazos rozándose, y dos cuerpos que no daban a conocer sus caras. (Estaban de espaldas)
Contemplé la imágen en un estado de concentración inexplicable. Anhelaba saber de quienes se trataba, ya que la foto con todos sus detalles, era completamente armoniosa, e inspiraba una paz que daba placer sentir y percibir. Quedé atónita, y no quería ni podía moverme ni quitar mis ojos de encima de esa foto, sin saber de qué se trataba, de quienes serían capaces de sentir semejante amor, congelarlo en una fotografía, y ser a la vez, capaces de transmitir todo ese amor a los ojos de un ajeno al sentimiento.
Mi curiosidad era grande, así que me acerqué un poco más, a ver si encontraba algo que me diera una pista, que me ayudara a descifrarlo. ¡Y lo encontré! Debajo de las manos, estaba grabado en una letra cursiva, lo siguiente:

"Vos y yo"

domingo, 13 de diciembre de 2009

Para leer en forma interrogativa.

Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa

Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amás

Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caída la fuga

Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazón
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.
Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Y este fragmento:
La lenta máquina del desamor
los engranajes del reflujo
los cuerpos que abandonan las almohadas
las sábanas los besos
y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo
ya no mirándose entre ellos
ya no desnudos para el otro
ya no te amo,
mi amor.
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo.

Como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.

Instrucciones para dar cuerda al reloj.

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte, si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

jueves, 10 de diciembre de 2009

El mundo se reduce a una milésima parte de lo que somos.
A éste, lo compongo y lo descompongo.
Es tuyo, y es mío.
¿Pero a quién pertenece? ¿O a qué?
Es como aquella costumbre de decir
"todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío".
Pero lo nuestro,
lo nuestro no es de nadie.

martes, 8 de diciembre de 2009

Tal vez cuestione demasiado algunas cuestiones que son incuestionables. ¿Pero qué puedo hacer, sino cuestionar?
Tal vez pida definiciones de cosas que no las tienen. ¿Y qué puedo hacer, sino preguntar?
Quizás esté esperando al tiempo, que alguna vez dijo, iba a llegar a tiempo. Y en este caso, ¿qué puedo hacer, sino esperar?

lunes, 7 de diciembre de 2009

El aire se mezcla con el humo que ella despide, al darle un beso a ese cigarrillo prácticamente muerto, de tantas pitadas que se le dieron. Ella, juega a hacer formas y desdibuja las existentes. Y cada vez que puede, se mira al espejo, haciéndose la misma pregunta de siempre:

¿Quién soy?

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Hay cosas que te escribo en cartas para no decirlas.
Hay cosas que escribo en canciones, para repetirlas.
Hay cosas que están en mi alma y quedarán contigo cuando me haya ido.
En todas acabo diciendo, cuanto te he querido.
Hay cosas que escribo en la cama.

Hay cosas que escribo en el aire.
Hay cosas que siento tan mías, que no son de nadie.
Hay cosas que escribo contigo.
Y hay cosas que sin ti no valen.

martes, 1 de diciembre de 2009

Ella le pidió que la llevara al fin del mundo,
puso a su nombre todas las olas del mar.