El mundo se reduce a una milésima parte de lo que somos.
A éste, lo compongo y lo descompongo.
Es tuyo, y es mío.
¿Pero a quién pertenece? ¿O a qué?
Es como aquella costumbre de decir
"todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío".
Pero lo nuestro,
lo nuestro no es de nadie.
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