lunes, 30 de agosto de 2010

A todo o nada.

- ¿De qué se trata todo esto?
- ¿De qué se trata qué?
- Esto.
- Pero, ¿esto qué?
- Nada.
- ¿Nada? ¿De repente "esto" es nada?
- Sí.
- ¿Solamente vas a decirme que si?
- ¿Querés que te diga que no?
- Quiero que me digas lo que sentís.
- ¿Y qué siento?
- No sé, decime vos.
- Yo tampoco sé.
- ¿Entonces?
- Entonces, ¿qué?
- ¿Qué hacemos?
- No sé que podemos hacer, no hagamos nada.
- ¿Otra vez con el "nada"? ¿Soluciona algo?
- Sí, todo.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Qué raro que resulta ser todo. Yo creí tener el tiempo en mis manos, ¡y era al revés! El tiempo me tenía a mi. Ahora estoy atrapada entre sus "brazos", sin saber qué indican esas agujas. No sé a qué apuntan, ni que quieren mostrarme. Pero estoy entre ellas, como perdida, como anonadada. Sé que quieren decirme algo, sé que algo también esconden, pero no sé qué. (¿Quiero saberlo?) Siento que un pinchazo, se penetra en mi piel.
Sin embargo, pareciera que el reloj se quedó sin pilas. Pareciera que el tiempo se congeló en un recuerdo que ya no sirve ni para que lo recuerden. El tiempo parece no tener pilas, y los recuerdos parecen haber dejado de ser recuerdos. ¡Increíble conexión! Pero ¿es tiempo de recordar? o ¿es tiempo de no recordar? ¿Es tiempo? ¿Qué es?
Hay doce números, y no sé en cuál me quedé. O quizás haya descubierto que en realidad hay más, pero jamás avancé. Creo que también necesito pilas para avanzar.
Pero es tan sencillo como esto: el reloj no avanza si no tiene pilas, y los recuerdos no existen si no tienen tiempo.

martes, 3 de agosto de 2010

No sé que tiene en la cara, que se me borra hasta la mirada.
No sé que tiene en la boca, cuando me besa el alma me roza con el corazón.
¿Qué tiene en los ojos? cuando me mira me vuelvo loca.
Que si contara ella las mañanas que salgo a buscarla,
no pensaría que soy una don nadie.
Cuando me cruzo con su mirada, es que a mi se me cruzan los cables.
Que la alegría es como una bolsa de golosinas, que no es eterna, que se termina.
Pero mi amor es que es de otro planeta, y nunca se le acaban las pilas.
Más de una vez pensé en decorar las paredes de mi cuarto, con palabras.
Llenar toda la habitación de palabras, para que no quedara vacía, para que no fueran solamente paredes vacías.
Y hoy me doy cuenta, de que yo no soy más que una página en blanco, y quizás nunca vaya a ser algo más que eso.
Si yo no puedo tener ni un sólo renglón completo...
¿Por qué mis paredes habrían de dejar de estar vacías?
¿Para qué quiero tener un corazón, que está a punto de romperse?