miércoles, 25 de agosto de 2010

Qué raro que resulta ser todo. Yo creí tener el tiempo en mis manos, ¡y era al revés! El tiempo me tenía a mi. Ahora estoy atrapada entre sus "brazos", sin saber qué indican esas agujas. No sé a qué apuntan, ni que quieren mostrarme. Pero estoy entre ellas, como perdida, como anonadada. Sé que quieren decirme algo, sé que algo también esconden, pero no sé qué. (¿Quiero saberlo?) Siento que un pinchazo, se penetra en mi piel.
Sin embargo, pareciera que el reloj se quedó sin pilas. Pareciera que el tiempo se congeló en un recuerdo que ya no sirve ni para que lo recuerden. El tiempo parece no tener pilas, y los recuerdos parecen haber dejado de ser recuerdos. ¡Increíble conexión! Pero ¿es tiempo de recordar? o ¿es tiempo de no recordar? ¿Es tiempo? ¿Qué es?
Hay doce números, y no sé en cuál me quedé. O quizás haya descubierto que en realidad hay más, pero jamás avancé. Creo que también necesito pilas para avanzar.
Pero es tan sencillo como esto: el reloj no avanza si no tiene pilas, y los recuerdos no existen si no tienen tiempo.

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