jueves, 29 de julio de 2010


Nos conocimos sin saber, que un cigarrillo y un café, serían excusas para el tiempo de las dos. Voy a salir a caminar, y aunque es muy grande la ciudad, yo presiento que nos vamos a encontrar.
¿Por qué mantuviste encendida la chispa de nuestro amor?
Yo ahora te llevo en cada latido de mi corazón.
Yo necesito tu amor, dame tu amor.
Yo necesito tu amor,
igual que ayer.
¿Cómo explicarte la emoción, cuando escuché por fin tu voz?
Quedó desierta la ciudad, solo para las dos.
Otra vez en el mismo bar, un cigarrillo y un café.
Viejas excusas de un encuentro sin final.
¿Por qué mantuviste encendida la chispa de nuestro amor?
Yo ahora te llevo en cada latido de mi corazón.
Yo necesito tu amor, dame tu amor.
Yo necesito tu amor,
igual que ayer.
Parece que al final las dos,
pudimos reaccionar,
supimos reaccionar.
Recuperemos el lugar,
lugar que nadie más llenó,
y con las flores del jardín,
florecerá el amor.
¿Por qué mantuviste encendida la chispa de nuestro amor?
Yo ahora te llevo en cada latido de mi corazón.
Yo necesito tu amor, dame tu amor.
Yo necesito tu amor,
igual que ayer.

miércoles, 28 de julio de 2010

Nunca he escrito una canción de amor que no acabara con lágrimas.
Tal vez reescribas mi canción de amor, si puedes sustituir mis temores.
Necesito tu paciencia y tu consejo y todo tu amor y demás.
Cuando la tempestad truena a través de mi vida, tú estás dispuesta a vencer esa tormenta.
Hay muchas cosas que te daría, cariño, si me lo permitieras.
Hay un oleaje de emociones que siento que debo proteger.
Pero, ¿de qué sirve esta coraza si aleja al amor?
Prefiero sangrar con cortes de amor que vivir sin cicatrices.
Cariño, ¿puedo confiar en ti o harás que todo termine?
Necesito escuchar que morirás por mi una y otra y otra vez.
Así que dime, mirándome a los ojos, ¿puedes estar conmigo para los malos y los buenos momentos?
Porque yo te amaré para el resto de mi vida.
Esta es mi primera canción de amor que no acabó en lágrimas.
Creo que reescribiste mi amor por el resto de mis años.
Te amaré para el resto de mi vida.

jueves, 8 de julio de 2010

12 -

Igualmente, todo está, de alguna manera u otra, desgastado.
Sus zapatillas estaban desgastadas de tanto caminar, sus codos estaban desgastados de tanto golpearse contra el suelo cada vez que caía, y sus ojos ya estaban extremadamente desgastados, de tanto llorar.
Pero, ¿qué podía hacer?
Solamente seguir desgastándose. Seguir llorando, seguir caminando, y seguir levantándose. Al fin y al cabo, no iba a tomar otra dirección que no fuera la misma, que la condujera hacia el amor. No iba a cambiar de rumbo, simplemente porque las cosas, no estaban saliendo como ella las esperaba o las imaginaba.
Si todo se estaba dando de esa manera, era por algo. Ella solamente quería seguir amando, quería seguir volviéndose loca por una hora, o dos, o por todo el tiempo. Realmente sólo buscaba amar, y que alguien pudiera recibir todo lo que ella tenía para dar. Aunque el tiempo a veces fuera injusto, aunque a veces doliera, aunque a veces no hiciera que las cosas pasaran más rápido, ella estaba dispuesta a entregarlo todo, porque en parte, ya lo había entregado.
¿Qué más se puede entregar, aparte del corazón? ¿Qué más se puede dar, cuando ya se dio todo? ¿Qué es lo que se puede hacer, cuando ya no hay posibilidades?
¿Qué es lo que se espera, cuando todo desespera?
¿Qué es lo que se hace con un reloj, si ya se tiene al tiempo?

miércoles, 7 de julio de 2010

11 -

Lo único que para ella valía la pena, ya no sabía qué valía, o si valía algo. Todo se estaba desmoronando, incluso su vida. Pero no es exageración. Su vida se estaba derrumbando lenta y dolorosamente. Como si tantas cosas, como si tantos planes, de repente no significaran nada. Como si las ganas de reír hubieran sido un holograma que ni siquiera funcionaba. Sus ganas de reír habían desaparecido por completo. Y el amor que sentía, parecía estar borroneado con liquid paper. (Pero debajo del liquid, siempre queda la tinta, ¿no?)
Y ahora, ¿qué se supone que pasa? El tiempo vuelve a llenar los casilleros vacíos, vuelve a completar la sopa de letras, y después se vuelve a ir.
¡Qué estúpido!
Digo, tener la pieza que falta, tener todas las demás ordenadas y en su lugar, saber dónde colocar la última, y sin embargo no poder hacerlo porque falta algo.
¿Qué podría ser?
La imágen del rompecabezas estaba desgastada.

martes, 6 de julio de 2010

10 -

O quizás solamente fuera un estado gripal. ¿Quién sabe?
De todas maneras, ella sabía bien lo que le pasaba. Una opinión médica solamente era una pérdida de tiempo, porque ella lo sabía. Desde un principio lo supo. Pero claro, ¿qué iba a decir? Si nadie le hubiera creído que se había enamorado del tiempo. Nadie hubiera siquiera imaginado, que el tiempo podía ser realmente amado. Y aunque el tiempo pasase, a veces lento, a veces demasiado rápido, el tiempo estaba. Era lo único que en realidad estaba. Y ella siempre lo sintió, ella siempre vio que el tiempo no la dejaba sola, aún cuando las horas parecían agotar las últimas ganas de vivir. Aún cuando los minutos se llevaban los últimos granos de café que la podían mantener despierta, alejada de los sueños que solían decir, se hacían realidad. El tiempo era fiel, era buena compañía; porque lo era todo.
Y ahora en las noches se desvela, pensando quién sabe en qué cosa, o en quién. Ella solamente piensa, porque tiene tiempo, o porque quizás, el tiempo ya no la detiene a pensar, y tiene que hacerlo por sí sola. Ahora de repente tiene que hacer las cosas sola, a su manera.
(¿De repente, o como antes?)
Ella siente que todo cambió. Obviamente puede ser para bien, o para mal, o para ninguna de las dos. A veces, las cosas simplemente pueden cambiar, pero no generar ningún cambio. Se siente un electrón que no llegó a su último nivel de energía, o que ni siquiera tiene un nivel dónde depositarla.
¡Ojo! No está sola, pero no está acompañada. No está triste, pero tampoco feliz. No se siente completa, pero tampoco está incompleta. Quizás puedan pensar que su vida se volvió una estúpida contradicción que siempre termina en lo mismo, pero no. No siempre termina en lo mismo, porque ni siquiera sabe si tiene un final. Pero sí, se contradice, y mucho.
Digamos que lo hace también para ponerle un poco de emoción a su vida, para que no sea tan aburrida, o para que sea algo más que una palabra de cuatro letras que se supone, abarca muchísimas cosas.
Pero, ¿de qué valen tantas explicaciones?
Sí vamos al caso, lo que más importa, es que se había enamorado.
Era lo más importante, y lo único.
Se me ocurre que vas a llegar distinta.
No exactamente más linda, ni más fuerte,
ni más dócil, ni más cauta.
Tan solo que vas a llegar distinta.
Como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también.
Quizá porque sabes cómo te pienso
y te enumero.
Después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco.
Yo nostalgio,
tú nostalgias,
y cómo me revienta que él nostalgie.
Tu rostro es la vanguardia.
Tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros.
No olvides que tu rostro me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo.
Y eso te da una lumbre inapagable.
Ahora no tengo dudas,
vas a llegar distinta y con señales.
Con nuevas,
con hondura,
con franqueza.
Sé que voy a quererte sin preguntas,
sé que vas a quererme sin respuestas.

domingo, 4 de julio de 2010

9 -

Pero amar traía sus cosas malas también, y ella no se lo esperaba. Sin embargo, las cosas malas llegaron, y todo nuevamente cambió.
Con el tiempo se fue sintiendo mal, tanto por dentro como por fuera. No sabía muy bien qué era lo que le pasaba, no sabía qué palabras usar para explicarlo. Solamente se sentía mal, y era lo único que sabía con certezas.
Pero quería certezas de un profesional, de alguien que supiera quizás, un poco más que ella, y le dijera que era lo que le estaba pasando, por qué se sentía de esa manera, y si había alguna forma de que el dolor pasara. Entonces fue a ver a un médico, y lo único que recibió como respuesta, fue que estaba en un estado gripal, que podía hacer que se sintiera mal.
"¿Estado gripal?", pensó en sus adentros, y se río. Irónicamente, ¿no? Un estado gripal no podía hacerla sentir de esa forma. Sabía que podría traerle dolores de cabeza, de estómago, congestión. Pero se supone que una gripe no te produce un vacío casi imposible de llenar. Se supone que un resfrío solamente te da la necesidad de comprarte pañuelos para sonarte la nariz, pero no te genera solamente ganas de llorar.
Y ella pensaba, mucho, acerca de un análisis que pudieran hacerle. Porque si ella se sentara a hablar con un médico, y le preguntara qué es lo que produce que las sonrisas disminuyan, que el dolor se agrave, que un vacío se apodere de su corazón, y que las lágrimas caigan a veces sin razón aparente...
¿Qué le contestarían? ¿Qué le diagnosticarían en ese caso?
Quizás amor, ¿no?
Quizás.

jueves, 1 de julio de 2010

8 -

Y lo peor de todo, es que ella sabía la respuesta. Ella siempre supo que el tiempo le pertenecía, aún cuando iba a destiempo.
Pero su corazón no sabía nada, y ya hasta de su nombre se había olvidado. Es por eso que su cabeza empezó a revolucionar su vida. Tal fue el punto, que pasó a ser protagonista de cada historia que solía contar. (Le encantaba contar historias que se inventaba, o que quería creer que eran inventadas)
Siempre jugó con las letras. Le encantaba armar palabras, y con las palabras hacer oraciones, y con las oraciones formar un cuento. Y con los cuentos... simplemente le gustaba contarlos, o leerlos, o mostrarlos. Pero nunca volver a repetirlos. Siempre cambió las figuritas repetidas, porque esas, no eran de las que llenaban el albúm.
Para su asombro, el tiempo la sorprendió. No era lo que ella pensaba, ni lo que creía, ni lo que mucho menos le habían comentado sobre él. El tiempo era una equis en su ecuación, y un sujeto tácito en cada oración. El tiempo era, quién sabe qué.
Sin embargo, el no saber, era lo que más le llamaba la atención. Acostumbrada siempre a saber todo, de repente no saber nada, la volvía loca. ¿A quién el tiempo no lo vuelve loco, al menos una vez?
Parecía hasta tener una cierta obsesión. ¡Había personificado al tiempo! No lo había hecho a su forma, pero si se había acostumbrado a lidiar con él, a convivir, y hasta a reír. Se había acostumbrado a tener tiempo, y éste, parecía haberse acostumbrado a ella. (La personificación fue muy buena, el tiempo de repente, era una persona)
Qué loco, ¿no? Descubrió que podía hacer muchísimas cosas al tener tiempo...
Entre ellas, se dio cuenta, de que podía amar.