jueves, 8 de julio de 2010

12 -

Igualmente, todo está, de alguna manera u otra, desgastado.
Sus zapatillas estaban desgastadas de tanto caminar, sus codos estaban desgastados de tanto golpearse contra el suelo cada vez que caía, y sus ojos ya estaban extremadamente desgastados, de tanto llorar.
Pero, ¿qué podía hacer?
Solamente seguir desgastándose. Seguir llorando, seguir caminando, y seguir levantándose. Al fin y al cabo, no iba a tomar otra dirección que no fuera la misma, que la condujera hacia el amor. No iba a cambiar de rumbo, simplemente porque las cosas, no estaban saliendo como ella las esperaba o las imaginaba.
Si todo se estaba dando de esa manera, era por algo. Ella solamente quería seguir amando, quería seguir volviéndose loca por una hora, o dos, o por todo el tiempo. Realmente sólo buscaba amar, y que alguien pudiera recibir todo lo que ella tenía para dar. Aunque el tiempo a veces fuera injusto, aunque a veces doliera, aunque a veces no hiciera que las cosas pasaran más rápido, ella estaba dispuesta a entregarlo todo, porque en parte, ya lo había entregado.
¿Qué más se puede entregar, aparte del corazón? ¿Qué más se puede dar, cuando ya se dio todo? ¿Qué es lo que se puede hacer, cuando ya no hay posibilidades?
¿Qué es lo que se espera, cuando todo desespera?
¿Qué es lo que se hace con un reloj, si ya se tiene al tiempo?

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