viernes, 29 de octubre de 2010

Crazy!
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: "la noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. Como no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
¿Qué importa que mi amor no pudiera guardarla? La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

jueves, 28 de octubre de 2010

28

Y una noche no cualquiera, todo mi cuerpo se fijo en las nubes. En su color, su transparencia y su imaginación. Mi cuerpo descubrió la inteligencia de las nubes. La habilidad de jugar a hacer formas, y poder expresarse. La capacidad de lograr que todos mis sentidos se enfoquen en ellas. Porque podría pasar horas mirándolas jugar, transformarse, desvanecerse, y volver a aparecer. Las nubes son libres, hacen lo que quieren, cuando quieren, y como quieren.
(Me gustaría ser una nube pero no desvanecerme. Quiero volver a aparecer.)

miércoles, 27 de octubre de 2010

27

Hoy el colectivo va más rápido, y mi corazón parece estar congelado. No sabe a dónde ir, se siente perdido, y creo que tiene miedo. Y mis ojos no pueden jugar, no hay personas para contar. Y mis oídos le prestan atención a las canciones, y una sonrisa se asoma cuando una frase dice "y vos decís que el miedo no deja pensar, pero la suerte nunca juega limpio si no le guiñás un ojo".

martes, 26 de octubre de 2010

26

Las calles parecen imágenes sin movimiento. Y las noches son más frías de lo normal. No son más de dos los que hablan, y hay uno que llora. La luna se encuentra con el sol de casualidad, y el cielo se torna gris, y transforma mi vida, volviéndola grisácea ante mis ojos.
Las cosas van perdiendo su color, las sonrisas se sienten desdibujadas, las lágrimas no encuentran dónde caer, todo porque las cosas van perdiendo su color.
Y mi corazón, entre tanto, busca qué ponerse para poder combinar con el gris. Abre los cajones, el primero, y no encuentra nada. El segundo estaba desordenado, y no vio nada por encima que le gustara. El tercero, tenía toda la ropa doblada, separada por colores. Y por más de que tenía una gran variedad, a él le gustaba el rojo. Porque siempre lo había acompañado, porque lo acompaña y lo va a seguir acompañando.
Entonces, tomó una camiseta roja, de un color muy vivo, y se la puso. Ya no le importaba que combinara con el gris, porque sentía que combinaba con él, y eso era suficiente.
Mi corazón hoy siente que está rodeado de colores ♥

25

El colectivo iba a velocidad normal, pero mi corazón apróximadamente iba a unos 200 kilómetros por hora. No sé a dónde quería llegar tan rápido, pero yo no le decía nada. Suponía que sabía lo que hacía, porque a veces confío ciegamente en él (y esta era una de esas veces).
Mientras tanto mis ojos jugaban a contar las personas que iban de pie, y aquellas que como yo, iban cómodamente sentadas. Mis oídos trataban de entender lo que las canciones querían decir, pero se quedaron en una frase que decía algo como "y te di la llave de la ciudad de mis antojos la mañana que no tuve más nada que perder". Y de ahí en adelante, mi viaje quedó en stand by.

El tiempo pasaba como quién dice rápido, pero yo me sentía en cámara lenta. Estaba tranquila, y los ruidos y las voces en mi cabeza ya no me asustaban. Todo estaba teniendo color, y ya no me sentía protagonista de una película de Charles Chaplin.
Las palabras si bien no me enmudecían, no necesitaban salir de mi boca (o al menos yo no necesitaba decirlas). Me bastaba caminar, imaginarte, pensarte, desearte, extrañarte, caminar, y detestarte, y caminar. Pero no me bastaba tenerte tan lejos hasta el punto de no tenerte.
Me sabías amarga, agria, salada, pero no dulce. Tu sabor era una mezcla de sensaciones que me llevaba a otra realidad, que me transportaba a otro mundo al que suelen llamar Soledad.

24

Pese a la distancia que hoy nos divide en dos, sigo pensándote cada segundo, y todos los días siguen llevando tu nombre. No quiero olvidarte, pero me duele recordarte tan ausente. Me haces mal aún no estando cerca. Sos un bisturí amenazando a mis venas. Y no me importaría que me cortes, pero sí que me sangres. No me duele que te hayas ido, sino que no hayas vuelto. No estoy sufriendo tu ausencia, solamente estoy llorando tu recuerdo.
¿Y qué más puedo hacer? Trato de no dormir, porque tengo miedo de olvidar cada uno de los detalles que componen tu cara.

23

Desorientada, vuelvo a abrir mis ojos una vez más. Éstos parecen estar contra mi voluntad, enceguecidos por un destello que viene de quién sabe dónde.
Me miro al espejo y en su reflejo veo una mano con un cigarro a medio encender, una cara destruída tratando de reconstruirse para ir a laburar, y una voz quebrada de ¿gritos? ¿alcohol?.
Doy media vuelta hacia donde me queda más cómodo, y el medio giro me da la pauta de que mi cabeza está a punto de estallar, y que mi resaca lleva tu nombre. Solo ahí logro entender, sin querer, que intenté ahogarte entre copas, cigarros y quizás lágrimas. Y es ahí también donde consigo insultarte hasta con la última palabra que tengo ganas de decir. Nuevamente quiero ahogarte entre olvidos, gritos, recuerdos y frustraciones.
Pero mis ojos vuelven a enceguecerse, quitándome cualquier tipo de posibilidad alguna.
Me preparo un café fuerte para intentar disimular un poco las ganas de matarte, y dejo entre puntos suspensivos un crimen de cabeza que no se pudo cometer. Aunque de todas formas me siento presa, encerrada en tu pesadilla que en realidad es mía, en tus sueños que eran míos, en tu boca que ya no sé de quién es.
Doy un sorbo y una pitada, y escupo sangre. Y la sangre coagulada está mezclada con recuerdos que ya no recuerdan, con horas que ya no pasan, con lágrimas que no cesan.
La piel se me pone de gallina, y las venas de mis manos parecen explotar. Tengo ira, furia. Pero me dejo tranquilizar por una figura extraña que consta de dos lágrimas al revés.
Para mi, son dos lágrimas; para todos, se llama corazón.

jueves, 21 de octubre de 2010







Supe de golpe que algunos amores, más vale perderlos.
(pero jamás nunca, antes de encontrarlos...)
Sonrisas.

domingo, 17 de octubre de 2010

"No necesito amarte, para que puedas romperme el corazón"

jueves, 14 de octubre de 2010

En un café

se vieron por casualidad, cansados en el alma de tanto andar. Ella tenía un clavel en la mano, él se acercó, le preguntó si andaba bien, llegaba a la ventana en puntas de pie. Y la llevó a caminar por corrientes. Miren todos, ellos solos, pueden más que el amor, y son más fuertes que el olimpo. Se escondieron en el centro y en el baño de un bar, sellaron todo todo con un beso.

martes, 12 de octubre de 2010

¿Sabes cuál es el secreto de la luna?


Mostrarse pequeña, pero sentirse inmensa.

lunes, 11 de octubre de 2010

- ¿Sabes qué pasa?
- ¿Qué?
- ES UNA HIJA DE PUTA.

lunes, 4 de octubre de 2010

Es posible que ya no te fijes
en los cuentos que te cuenta el mundo
no hace más que respirar.

Es posible que tus ojos
ya no emitan esa luz
que enceguecía hace algún tiempo atrás.

Ya se fueron todos de la casa,
y la mañana envuelve todo, todo, en un profundo azul.
La verdad se enciende sola,
es una flor en el silencio
que quema de luz la habitación.


Yo quisiera hablar pero lo que doy
es un hombre viendo al norte solo y loco hacia el sur.
Tengo que confiar, saber esperar,
tengo que respirar, es un panic attack
y sacarme de una vez esta cruz.

La vida son los círculos,
los círculos dan vuelta y los círculos se van.
Cuando yo creí que estaba todo bien
en realidad estaba haciendo todo exactamente mal.


No es tan grave en verdad.
Las cosas van moviéndose y se mueven
a la larga porque sí.
Y si hoy ese perfume es el de la soledad,
si no confiás, no vas a ser feliz.


Y me haces hablar.
A veces es mejor quedarse quieto
con el trago en la mano en un rincón.
Ya nos veremos en algún lugar,
en alguna fiesta, en cualquier ciudad,

cuando me hables con
el corazón.

Es tu vida, no se puede tocar,
es una caja preciosa no se puede tocar,
tendrías que saber quién soy.
Oh, confiá nena confiá, soy todo lo que quieras,
también tu suplicio y tu luz.

A vos te gusta la mañana, a mí la luna re borracha,
bancátela, va ser siempre así.
No te vendría mal saber que yo
no quiero hacerte daño y ya dejar de sufrir.

Y si me buscas.
Vos sos tan incierta, yo también, y nadie sabe nada
y quién a quién vino a buscar.

Oh, tell my heart, decímelo, contámelo,
probame que lo hiciste mal, es una posibilidad.

Y todo lo que no contás es todo lo que alguna vez
con toda mi alma voy a confiar.

Lo que pasó fue para bien, no lo trates de entender,
sabés que ya no hay vuelta atrás, tuvimos la oportunidad.

Y si algo aprendimos en el mundo,
es que el mejor momento aún no vino,
está por llegar.
Confiá.