lunes, 25 de enero de 2010

-

Pasé de escribir cosas mediocremente lindas a hacerle una especie de ritual a lo que todos tratamos de ignorar: lo feo, lo gris, lo triste. No, no me estoy volviendo emo ni mucho menos una maníaco - depresiva, pero si estoy aprendiendo a canalizar de otra manera lo que me hace mal y me duele.
Hablar siempre de rainbows and butterflies, no te hace una persona más feliz, do you know? y no por ver ese tipo de cosas lindas, vas a sonreír a cada paso que des.
Mediante lo que escribo, busco sentirme viva también.
Y hay veces que te das cuenta de que estás viva, porque el pecho duele cuando inhalas y exhalas esa especie de oxígeno que dicen, te da vida. Lo que quiero decir con esto, es que soy de esas personas que suelen sufrir mucho para sentirse realmente vivas. O sea, es fácil darse cuenta de lo lindo que es vivir sólo con sonrisas y flores rosas de papel; lo difícil es saber valorar el poder de una lágrima de hacerte ver (qué irónico, ¿no? las lágrimas la mayor parte de las veces, nublan la vista, no la aclaran) que llorar también es hermoso, además de ser, ¡extremadamente doloroso!.
¡Ojo! esto no es depresión.
Llamémoslo, REFLEXIÓN.

-

Yo escribía. Mis "instantes de felicidad", eran cuando en una mano sostenía una lapicera o un lápiz, y en la otra, un cuaderno. Hubo un tiempo en el que me pasaba horas y horas armando oraciones, que después, resultaban ser un texto, un cuento o una poesía. Tener mis útiles para escribir, me hacía feliz (poco conformista, ¿no?). Sin embargo, hoy en día cuando tengo un cuaderno y una lapicera a mi alcance, ya no pienso en escribir como antes. Ahora sólo pienso en encontrar un compañero o compañera para jugar al truco, y pasarme horas y horas, anotando cuadraditos que indiquen sólo dos cosas: vas ganando o vas perdiendo.
Siempre escribí sobre cosas mediocremente "lindas". El amor, la esperanza, las sonrisas, los sueños y bla bla bla. Me gustaba creer en esas cosas. Me encantaba pensar que el amor era perfecto, que la esperanza es lo último que se pierde, que las sonrisas son inigualables y jamás va a haber una que se parezca o asemeje a otra, y que soñar todavía no tenía precio y era lo único que no tenía el signo pesos como prioridad.
John Lennon diría: "you may say I'm a dreamer, but I'm not the only one".
Podré ser una soñadora, pero no soy la única.
No soy la única, ¿no?

sábado, 23 de enero de 2010

Cómplice de los detalles -

lunes, 18 de enero de 2010

No hay título ni nombre, para esto...

"En la plaza es infaltable, las cartas, el termo, y el ... ?¿"
"Me encantan tus fotos! Pero... Me gusta más la grande..."
"Mi contraseña es : _ _ _ _ _ _ 8." (vale aclarar que hay un dibujito de un nene ahorcado)
"♫ Al agua pato, pato ... sin los zapatos, patos ... Al agua ♪ pato, pato... Y al agua pez..." (un dibujito de una clave de sol)
"Tanta tranquilidad y tanto silencio, me agarró sueño..."
"Cocodrilo que se duerme es cartera..."
"Que hambre que tengo..."
" Pobre nuestra hija :( también deberá tener hambre..." (un dibujito de una nube, como si eso se estuviera pensando)
"Uy! se me hirvió el agua, la puta madre..."
" -I'm an honest mistake that you made dice...
-Te quiamo, mi amor dice...
-Recapacita, no perdamos la cabeza dice...
Estas frases aparecen en tu..."

Y en mi subnick decía: "dónde va la mano derecha en la guitarra?"
Y cuando fui a mi guitarra, y vi adentro, estaba la entrada de Las pastillas del abuelo.

Es increíble que me hayas dado una sorpresa así, es increíble que me sorprendas cada día más, y que me saques tantas sonrisas como me sacaste hoy. Y me gustó mucho haber jugado, que me hayas hecho jugar, y que de esa manera, sigas manteniendo mi alma, mi mente y mi corazón, como cuando tenía 3 añitos. Aún estando enferma, podes hacerme sonreír como nadie más puede, y no sabes lo bien que me hace sentir eso.
Tampoco sabes lo feliz que me haces, porque no podes darte una idea de lo que logras en mi con tan sólo mirarme, o acariciarme. Y te extrañaba tanto hoy, y te las ingeniaste para mentirme (-.-), y para hacerme creer que no ibas a venir a verme y a cuidarme, y cuando sonó el timbre y fui a abrir y estabas vos, no te puedo explicar lo que sentí en ese momento. Me puse re contenta, como si fuera una nena de 5 años, y me hubieran regalado lo que siempre esperé que me regalaran. Aunque en parte, la vida me regaló, lo que siempre esperé que me regalara, y fue una persona como vos, para que esté al lado mío, para que camine conmigo, y para que me haga sentir cada día más, lo que es tener amor en mi vida. Tal vez una forma de agradecerte, sería decirte GRACIAS, pero creo que esa palabra queda tan chica con vos, que prefiero quedarme con agradecerte, dándote cada segundo, cada mínuto, y cada día de mi vida. Porque son todos tuyos, si los querés.
Te amo con todo mi corazón, mi mujer ♥
“Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro.
Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…
- ¿Y de qué te sirve poseer las estrellas?
- Me sirve para ser rico.
- ¿Y de qué te sirve ser rico?
- Me sirve para comprar más estrellas.

domingo, 17 de enero de 2010

Cristal tears & broken heart -

De repente, todo lo que me compone y me conforma, se resume en una sola palabra: FRÁGIL.
Es parecido a las mudanzas. Todas las cosas que se pueden romper, es como si estuvieran reforzadas, o simplemente dentro de una caja que está adornada por una cinta transparente o blanca, con letras grandes y rojas, anunciando nuevamente la palabra FRÁGIL.
Yo era un paquete, como muchos otros. Viajaba cómoda, sin estar encerrada ni atada, ni encintada. Era un paquete fuerte, aunque esa no sea exactamente la palabra.
Pero no era sólo un paquete. Dentro de mí, habían otros cuantos paquetitos también. Ellos eran fuertes, al igual que yo, pero tenían algo diferente: solían estar a punto de romperse, muchas veces. Por lo tanto, ellos viajaban dentro de una caja encintada, que los cubría, y al decir que era frágil, la gente los cuidaba.
En el camión de mudanzas, éramos unos cuantos paquetes, entonces. Siempre había uno, que era el último que bajaban, y lo llevaban con muchísimo cuidado. Nunca supe lo que había en ese paquete, pero siempre supuse que debía de ser algo importante, que no debía romperse, pero que sucediera era probable. Bastante probable.
Cada dos por tres, yo viajaba, con mis paquetitos conmigo. Digamos que la estabilidad, o mejor dicho, quedarme en un solo lugar, no era mi mayor ni mejor fuerte.
Constantemente en movimiento, buscando un lugar dónde poder quedarme y cuidar y que cuiden, todas las cosas frágiles que siempre traía conmigo.
Después de muchísimo tiempo, encontré un lugar en el que me sentía cómoda, y en el que creía que podrían cuidarme a mi, y obviamente, a mis paquetitos. Me arriesgué, y empezaron a bajarme a mi, y a todos los que venían conmigo. Como era de suponerse, el último en bajar iba a ser ese que tanta curiosidad me daba. Pero esta vez, no fueron los chicos de la mudanza los que lo bajaron, sino que fue LA persona que iba a cuidarme, a cuidarnos.
Cuando lo estaba bajando, de repente, se le cayó el paquete, pero no se escuchó ningún ruido de ruptura, ni mucho menos. Por algún extraño motivo, un par de lágrimas de cristal, también bastante frágiles, comenzaron a bañar mi rostro.
Sigilosa y cuidadosamente, me acerqué al paquete, apartando a quién lo dejó caer. Tuve miedo de abrirlo, pero lo abrí.
Lo que había ahí dentro, era mi corazón. Sin duda se rompió, en más de un pedazo, y es por eso que yo lloré, antes de verlo.
Y cada vez que cierro los ojos, tengo el recuerdo de mi frágil corazón roto, y de esas tantas e incontables lágrimas de cristal, que supieron bañar mi rostro.

Conversaciones.

Más de una vez, suelo sentarme a pensar. No siempre en cosas explícitas, o en situaciones puntuales, pero siempre pienso. Y cada vez que lo hago, surgen dentro de mi, y fuera también, conversaciones que pocas veces logro entender, como me gustaría entender.

- ¿Por qué lo hiciste?
- No sé...
- Pero, ¿estás segura?
- Sí...
- ¿Estás mal?
- Y... un poco.
- ¿Por qué?
- No sé muy bien...
- Tomaste una decisión sin saber por qué, pero estando segura. Sin embargo, te sentís un poco mal y no sabes muy bien el por qué. ¿Hay algo que tenga un por qué, para vos?
- ¿Tan necesario es tener un por qué?

Ese es un claro ejemplo. Esa conversación se repitió más de dos veces, y nunca tuve una respuesta para mi pregunta. Casi siempre, las respuestas que necesitas para un hoy, recién las tenes para mañana.
(No es que sea ansiosa, pero hay veces que se podrían facilitar las cosas, ¡¿o no?!)
No tengo problema en esperar. Hay veces en las que me gusta (unbelievable). Esperé tantas cosas, y tarde o temprano llegaron (más tarde que temprano, se sabe). Pero es como dice el dicho que mi vieja dice cada vez que se olvida de algo relativamente importante: "tarde pero seguro".

- ¿Qué estás esperando?
- Que las cosas cambien.
- ¿Y si las cosas no cambian?
- Voy a seguir esperando.
- ¿Y qué vas a esperar, entonces?
- ¿No puedo esperar que las cosas cambien hasta que realmente cambien?

Otra respuesta para mañana (aunque estaba más que sobreentendido eso, ¿no?).
Anyway, conversaciones hay siempre. Cuando queremos hablar, e inevitablemente, cuando no queremos, ¡también!. Muchos creerían que mantener una conversación con uno mismo, es un "garrón". Sin embargo, yo creo que esas conversaciones, son las que más enseñanzas te dejan. ¡Ojo! No digo que volverse autista sea lo mejor que te puede pasar en la vida, pero pensándolo bien... ¿No te parece que está bueno, a veces, tener solamente tu punto de vista, y el de tu otro yo? Think about it.

jueves, 7 de enero de 2010

PERO…PIENSO, PIENSO, PIENSO,
PIENSO, PIENSO, PIENSO, PIENSO.
Pienso en el momento
De comer tu boca
Y todo este tiempo
Toda espera me parece poca.

¿Pertenezco?

Quiero ir a donde pertenezco.
Donde el amor no corte,
los besos no duelan,
y las sonrisas sean más que muecas.

Quiero ir a donde pertenezco.
Donde el tiempo y el olvido
jueguen una carrera conmigo,
y yo llegue a la meta antes.

Quiero ir a donde pertenezco.
Donde puedas ver que estoy hecha
para estar con vos,
y vos estás hecha para estar conmigo.

Quiero ir a donde pertenezco.
Donde el adiós y la distancia
no sean las respuestas
para la mayor parte de mis preguntas.

Quiero ir a donde pertenezco.
Donde tu mano y mi mano unidas,
formen el corazón que siempre soñé:
el tuyo fusionado con el mío.

Quiero ir a donde pertenezco.
Pero no sé dónde es ni dónde queda.

Quiero ir a donde pertenezco.
Tengo una pregunta:

¿A dónde pertenezco?

miércoles, 6 de enero de 2010

Ya no me acuerdo,

Esta mañana
Ya no me acordaba
Cómo tocaban mis dedos
Esa guitarra que era
Para mí tu cuerpo
Ya no me acordaba lo que sentía
Cuando acariciaba tu pelo
Ya no me acuerdo
Si tus ojos eran marrones o negros
Como la noche o como el día
Que dejamos de vernos
Sólo recuerdo que llovía y que quedamos
En la parada del metro
Pero haciendo un gran esfuerzo,
Aún veo tu mirada
En cada espejo de cada ascensor
Donde cada noche
Me sube hasta el cielo
De moteles invernadero
Donde se jura algo tan efímero…
Ya no me acuerdo
Ni de tu risa
Ni de tu prisa
Por darme un beso
Ni qué botón
De tu camisa
Desabrochaba primero.
Ni qué rumba me bailabas
Cuando querías robarme el sueño
Dicen que el tiempo y el olvido
Son como hermanos gemelos
Que vas echando de más
Lo que un día echaste de menos
Yo qué culpa tengo
Si ya no me acuerdo
Pero haciendo un gran esfuerzo,
Aún veo tu mirada
En cada espejo de cada ascensor
Donde cada noche
Me sube hasta el cielo
De moteles invernadero
Donde se jura algo tan efímero
Y tan eterno,
Ya no me acuerdo,
Ya no me acuerdo.
(Pero hoy me acordé...)

domingo, 3 de enero de 2010

Hoy tu amor,
mañana el mundo.
Habrá que apagar otro cigarrillo y aguantar para contar.
Habrá que si esto no debió haber sido, ¿porqué le encuentro sentido a que haya una y otra vez?

sábado, 2 de enero de 2010

Safety pins holding up the things,
that make you mine.
About your hair, you needn't care,
you look beautiful all the time.

viernes, 1 de enero de 2010

Camino a casa -

Era una noche normal, un poco de lluvia molesta, pero dentro de todo normal. Y yo caminaba, sola, buscando un taxi para volver a mi casa, después de un largo día, que quería que terminara conmigo dentro de mi cama, tapada hasta la cabeza, consolidando el sueño. Pero no encontraba ningún medio de transporte, y el bondi no pasaba. Así que me senté, en el hall de un apartamento, a esperar que un taxi se dignara a frenar en la puerta, para yo subirme. (Vale aclarar que fueron largas las horas que estuve sentada, esperando).
Mi cabeza daba miles de vueltas, y por lo tanto, las preguntas que habitaban en mi no tenían respuesta. Estaba desconcertada, empapada, enojada y sentada; más no podía pedir. De repente, un auto negro y amarillo frena y estaciona, en la puerta del apartamento en el que yo estaba esperando, y me di cuenta de que era un fucking taxi, así que me subí, sin dar lugar a que alguien más lo tomara por mi.
El taxista era un tipo joven, tendría unos veinti largos, y un cutis cuidado. Su apariencia me había dado una especie de tranquilidad, vaya Dios a saber por qué. Así que subí, tranquila, y le dije la dirección de mi casa: primer tema de conversación, que desencadena otro casi siempre. Y el desencadenante fue el siguiente:
- Un poco de lluvia, ¿no?
- Jaja, un poquito nomás. Espero que no lo digas por mi ropa toda mojada...
- Sí, lo decía por eso. Si no, era imposible que me diera cuenta. (sonríe, mirando por el espejo retrovisor)
- Claro, las gotas en tu parabrisas, no son indicio de lluvia, ¿no?
- Jaja, en fin, está lloviendo... Me gusta la lluvia, de todas formas.
- Sí, a mi también me gusta, por no decir que me encanta... Pero duele un poco, cuando trae recuerdos...
- Uh... ¿mal de amores?
- Ah, pero vos además de taxista, sos vidente jaja. No sé si llamarlo "mal de amores", pero si "problemas de amor".
- Jaja, son situaciones predescibles, bonita. ¿Problemas de amor?
- Ajam.
- ¿Y son problemas con solución o sin solución?
- No, soluciones hay, siempre. El tema es querer llevarlas a la práctica, o poder implementarlas para uno mismo. Es como los consejos ... siempre sabemos aconsejar a los demás, pero nunca a nosotros mismos.
- Sí, es tal cuál como vos decís... Pero siendo tan inteligente, y teniendo las respuestas que necesitas, no entiendo como podes tener problemas de amor.
- La inteligencia, muchas veces, no soluciona nada. Y las respuestas, otras tantas veces, te las guardas en el bolsillo, porque sirven para hacer bulto nomás. Yo sé lo que tengo que hacer, el tema es que tengo miedo de hacerlo...
- Y si... es difícil arriesgarse a sufrir una vez más, ¿no?
- ¡Tal cuál! Exactamente. Es difícil arriesgarse a sufrir... pero creo que también, más difícil, es arriesgarse a ganar. Muchas veces no tenemos miedo a perder, sino miedo a ganar. Yo aposté, sabiendo que ambas posibilidades estaban abiertas. Es sólo que esta vez, estaba confiada en que iba a ganar, y no pensé que terminaría perdiendo...
- Y cuando perdiste... ¿no ganaste nada?
- Sí, lo único que gané fue tiempo.
- ¿Tiempo? El tiempo no existe.
- Ja, yo decía lo mismo. Para mi el tiempo no existía, sino que lo hacía yo. Y mirame ahora...
- ¿Qué me vas a decir? ¿Qué lo único que te queda es tiempo?
- Sí, exactamente eso te iba a decir...
- ¿Realmente crees que lo único que te queda es tiempo?
- Sí, lo creo. Porque todo lo demás, todo lo que podía hacer, terminé por no hacerlo. Sea por miedo, o por lo que sea, no pude, no me salió.
- Entiendo... Y decime, ¿en qué vas a usar el tiempo?
- En esperar.
- ¿Qué? ¿Qué vas a esperar?
- Que las cosas cambien.
- Para mi el tiempo, deberías usarlo, en ir a buscarla.
- ¿Eh? ¿Cómo sabes...?
- Eso, verdaderamente, no importa.
- No puedo ir a buscarla, al menos no por ahora.
- Está bien, tomate tu tiempo. Pero no te olvides, que tus tiempos, no son los mismos que los de los demás...
- ¿A qué te referís?
- Que tu tiempo, puede hacer, que la pierdas...
- Eso no lo hace mi tiempo, eso lo hago yo. Mano derecha, la casa de rejas negras, por favor...
- $22, 80, señorita.
- Servite...
- Gracias, que tengas muy buenos días...
- Igualmente, hasta luego.
Me bajé del taxi, abrí la puerta de la reja, después la de mi casa, y me senté a pensar. Y llegué a una breve conclusión:
"Lo único que yo quería era que me trajeran a casa".