domingo, 17 de enero de 2010

Conversaciones.

Más de una vez, suelo sentarme a pensar. No siempre en cosas explícitas, o en situaciones puntuales, pero siempre pienso. Y cada vez que lo hago, surgen dentro de mi, y fuera también, conversaciones que pocas veces logro entender, como me gustaría entender.

- ¿Por qué lo hiciste?
- No sé...
- Pero, ¿estás segura?
- Sí...
- ¿Estás mal?
- Y... un poco.
- ¿Por qué?
- No sé muy bien...
- Tomaste una decisión sin saber por qué, pero estando segura. Sin embargo, te sentís un poco mal y no sabes muy bien el por qué. ¿Hay algo que tenga un por qué, para vos?
- ¿Tan necesario es tener un por qué?

Ese es un claro ejemplo. Esa conversación se repitió más de dos veces, y nunca tuve una respuesta para mi pregunta. Casi siempre, las respuestas que necesitas para un hoy, recién las tenes para mañana.
(No es que sea ansiosa, pero hay veces que se podrían facilitar las cosas, ¡¿o no?!)
No tengo problema en esperar. Hay veces en las que me gusta (unbelievable). Esperé tantas cosas, y tarde o temprano llegaron (más tarde que temprano, se sabe). Pero es como dice el dicho que mi vieja dice cada vez que se olvida de algo relativamente importante: "tarde pero seguro".

- ¿Qué estás esperando?
- Que las cosas cambien.
- ¿Y si las cosas no cambian?
- Voy a seguir esperando.
- ¿Y qué vas a esperar, entonces?
- ¿No puedo esperar que las cosas cambien hasta que realmente cambien?

Otra respuesta para mañana (aunque estaba más que sobreentendido eso, ¿no?).
Anyway, conversaciones hay siempre. Cuando queremos hablar, e inevitablemente, cuando no queremos, ¡también!. Muchos creerían que mantener una conversación con uno mismo, es un "garrón". Sin embargo, yo creo que esas conversaciones, son las que más enseñanzas te dejan. ¡Ojo! No digo que volverse autista sea lo mejor que te puede pasar en la vida, pero pensándolo bien... ¿No te parece que está bueno, a veces, tener solamente tu punto de vista, y el de tu otro yo? Think about it.

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