viernes, 25 de septiembre de 2009

Reflejo -

Mi cuerpo es un camino que recorriste por completo, dando pequeños pero intensos pasos que hasta hoy dejan sus huellas en mi. Una vez que tu boca se encontró con la mía y entre ellas se besaron, ya no hay beso que nos demos que yo quiera olvidar. Lo mismo pasa con nuestros pies, ahora que se conocen, no quieren dejar de andar. Hay momentos en que tu mano se choca con la mía y es ahí cuando empieza una pelea. Sí, nuestras manos se pelean. Se chocan, se rozan, se aprietan. A veces se lastiman, y otras veces se acarician. Pero, aún entre peleas y caricias, ellas siguen juntas, y se mantienen unidas.
De todas formas, lo más sorprendente, es lo que pasa entre nuestros ojos. Instantáneamente, ellos se cruzan y se congelan. Y aunque más de una vez se desencuentren, es cuestión de un segundo, o tal vez menos, para que se vuelvan a encontrar. Y en esos momentos en los que nuestras pupilas parecen tener una conversación carente de palabras, logro ver el reflejo de mi persona en la tuya. Con vos siento que todo tiene el efecto de un espejo.
Si sos mi reflejo, ¿no serás también mi espejo?

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