domingo, 19 de julio de 2009

Miedo.-

El miedo no siempre es malo, o no siempre llega cuando cosas que creemos dolorosas, pueden pasar. Digamos que tiene una doble cara, o un antifaz. Se disfraza para pasar desapercibido, pero hay veces en que lo descubrimos, tal vez cuando no es momento de que de la cara. El miedo es amigo, enemigo, cómplice y delator. Nos ataca, debilita, y otras veces, simplemente no nos dice nada, solamente quiere que notes su presencia, que sepas que está presente, de alguna manera. Muchas veces lo está, pero al dejarlo de lado e ignorarlo, es como si no estuviera. Pero está, él siempre está. A veces para advertir, otras veces para aceptar las consecuencias, y otras veces, solamente está, y nada más. De todas formas, como dije al principio, no siempre es malo. Muchas veces, aunque sea una contradicción, ¡es bueno! El miedo, también, suele ir de la mano con la felicidad. (Wow, que palabra) ¿Quién nunca tuvo miedo a ser feliz? si, miedo a ser feliz. Hay quienes lo sufren, ¿eh? y no es una cosa de otro mundo ni sobrehumana, es un miedo totalmente normal, demasiado para mi gusto. Pero en este caso, el nivel de importancia que le damos, es diferente. Cuando uno tiene miedo a ser feliz, o a que le pase algo lindo y gratificante, empiezan las dudas, las preguntas sin respuesta, la paranoia, entre otros sentimientos que creo que no son tan importantes como los que ya mencioné. El miedo se asemeja a la definición de una persona invisible, que aparece solamente cuando lo personificamos. Ésta persona se disfraza, y solamente cada uno la puede ver. Y el miedo, solamente se alimenta de miedo. Y nosotros, somos quienes le damos vida. ¿Sobrevivimos con miedo? ¿O vivimos sin miedo? yo ya tomé mi decisión. Nos vemos, miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario