lunes, 12 de octubre de 2009

Sentidos.

Siento tu aroma no sólo en mi piel; lo tengo impregnado en mí.
En ocasiones, cuando mi olfato no lo alcanza, lo recuerdo y es como si estuvieras físicamente a mi lado.
Creo tener una especie de memoria fotográfica. Extrañarte al principio era inusual, algo a lo que no podía acostumbrarme. Sin embargo, cada vez que te extraño, me acuerdo de vos, de tus ojos, tu boca, tu piel, tu pelo, tu cuerpo, y de repente, toda esa sensación que indica tu ausencia, se esfuma, se va.
Cuando tu voz parece muy lejana y mis oídos sólo captan un eco, me es inevitable no esforzarme por recordar de qué manera sonaban tus palabras cuando me hablabas o cantabas. Mis intentos resultan eficaces, e instantáneamente siento que le susurras palabras a mis oídos.
Mayoritariamente en las noches, es cuando noto que ya no estás. Suelo buscarte por un par de minutos sin éxito alguno; hasta que finalmente te encuentro cuando observo mis manos. Sí, mis manos. Las mismas que no se cansan de acariciarte ni de tomar entre ellas, a tus manos.
Y es ahí, cuando de pronto, tu ausencia ya no es tan ausente; y de a poco y con esmero, te vas haciendo cada vez más presente.
Lo más difícil hasta ahora, me supera cuando mis labios (mi boca) tiene sed de besos que provengan de la tuya (no de otra). Intenté de mil formas diferentes, imaginar tus besos hasta volverlos realidad. Pero en esto fracasé. Tus besos nunca se van, ellos se quedan conmigo haciéndome compañía, por si en algún momento de mi boca se escapa un “necesito un beso”. Entonces, cuando esas palabras suenan, yo tengo mis besos; que aunque no sean físicos, no quiere decir que no sean reales.
Y así, entre estos cinco sentidos, logro por fin tenerte conmigo. Y descubrí también, que mediante ellos, jamás voy a poder borrarte de mí.

Si bien el corazón es el motor que nos impulsa a vivir, hoy puedo asegurar, que los sentidos me mantienen viva.
Me gusta sentir.
Pero más todavía, me gusta sentirte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario